miércoles, 12 de diciembre de 2012

Jorge Miranda 8-200-1728
Grupo 13 Sabatino
Grupo Nº 4

LOS VALORES

Definamos el concepto de valores; el valor no lo poseen los objetivos de por si. El concepto de valor se da con relación a la propia existencia de la persona. Puede ser definido como algo que bueno. Este se ha venido formando en el ser humano desde la infancia. Son creencias o principios duraderos que surge cuando un comportamiento es personal y socialmente preferible a otro que se considera opuesto o contradictorio, sirve para guiar la conducta, ya que es el fundamento por el cual se actúa o se deja de actuar.
                 
 Los  valores influyen en el comportamiento y la conducta del hombre, modela sus ideas y condiciona sus sentimientos. Es algo cambiante, dinámico. Nos ayuda a distinguir lo que está bien y lo que está mal. Están situados fuera del tiempo y el espacio. No se agotan, se perciben mediante una operación intelectual llamada estimación.
Todo valor tiene una polaridad, ya que este puede ser positivo o negativo. Es valor o contravalor. El valor no se agota en un ser humano, sino que trasciende las circunstancias concretas (raza, nacionalidad, política, religión). El desarrollo de los valores es un proceso personal que dura toda la vida.

Es de gran significación especial ya que es un aporte positivo para  el hombre y la mujer, como persona, por lo que él ejerce una especial atracción sobre el ser humano en función de su bondad, estima o utilidad. Tanto los niños como los jóvenes son especialmente sensibles al deseo de una vivencia rica en valores. La jerarquía de los valores se caracteriza por una cierta relatividad que depende del tiempo, tipo de sociedad circunstancia y de la evaluación de la persona. Cada época tiene su propia captación de los valores y esto es lo que promueven el cambio social.

El ser humano puede, realiza, descubre e incorpora los valores en su conducta. Su importancia pedagógica reside en esta triple posibilidad, por tal motivo se puede hablar de la educación como la realización de valores y de una pedagogía de los valores. Los valores están estrechamente relacionados entre si. Existe entre ellos una mayor o menor importancia en apreciación del sujeto que las descubre, por lo que los ordena en una escala inferior que constituye en guía de la conducta.
Los valores no los aprendemos de los que nos dicen las personas, sino de lo que las personas nos demuestran con su modo de vida. Ellos dependen la concepción antropológica, por tal motivo, están relacionados con varios enfoques, tales como el positivismo, el humanismo.

Podemos mencionar algunos valores significativos; honestidad, tolerancia, libertad, agradecimiento, solidaridad, bondad, justicia, respeto, amor, amistad, fidelidad, entre otros.
Los valores son aquellos conceptos que pueden ser puestos en práctica en nuestra vida para que podamos vivir mejor. Tanto en forma íntima, personal, familiar, grupal y social. Por ello todo valor es un concepto operativo.

Los valores son aquellas características morales en los seres humanos, tales como la humildad, la piedad y el respeto, como todo lo referente al genero humano, el concepto de valores se trato, principalmente en la antigua Grecia, como algo general y sin divisiones, pero la especialización de los estudios en general han creado diferentes tipos de valores, y han relacionado estos con diferentes disciplinas y ciencias. Se denomina tener valores al respetar a los demás; asimismo los valores son un conjunto de pautas que la sociedad establece para las personas en las relaciones sociales. Su estudio corresponde a la, una rama de la Filosofía, y de una forma aplicada pueden ocuparse otras ciencias como la Sociología, la Economía  y la Política, realizándolo de maneras muy diferenciadas.

Si los valores se manifiestan abiertamente a través de nuestras sensaciones, de nuestras vivencias, es lógico pensar que también se aprenden a través de ellas. Hablar de educación en valores no es hablar de didácticas específicas o de técnicas para fomentar determinadas maneras de ser o de actuar. Hablar de educación en valores es hablar de la necesidad de crear y de favorecer espacios de vivencia en los que las personas podamos sentir, experimentar, vivenciar algo que sacuda nuestra indiferencia, algo que nos emocione e impacte en nuestro interior.

Los valores no se enseñan; se aprenden. Educar en valores no es modelar actitudes. Las actitudes no presuponen la interiorización de un valor. Los buenos modales no hacen a uno educado, de la misma forma que el simple hecho de pertenecer a organizaciones solidarias no le hacen a uno solidario. La solidaridad, o el respeto a los demás, debe ser algo que llevemos en nuestro interior y que condicione nuestras acciones, que nos haga entrar en conflicto valorativo cada vez que debamos tomar una decisión que afecte a nuestro comportamiento humano.

Si los valores se aprenden lo que debemos hacer es facilitar los momentos en que esto pueda ser posible. Y esos momentos, que se concretan en espacios ya sea temporales o físicos, son los que determinan nuestro aprendizaje valorativo. De nada sirve que un maestro exponga la importancia de ser tolerante y respetuoso con los demás si todos sus alumnos saben que no se entiende con la mayoría de sus compañeros de escuela. De nada sirve tampoco que se hable en una clase del diálogo cuando existen manifestaciones claras de que éste no existe en su seno, ya sea entre profesor y alumnos como entre ellos.

Aprendemos los valores cuando los sentimos. Las personas sentimos y podemos emocionarnos en la soledad de nuestra alcoba cuando leemos un libro o la carta de un amigo. Sentimos y nos emocionamos cuando con la pareja o con amigos experimentamos una situación determinada, sea o no satisfactoria. Somos capaces de sentir, también, en los espacios de no presencia, es decir, en los nuevos espacios que se crean a partir de la introducción de las tecnologías de la comunicación y de la información (especialmente Internet) en nuestras vidas, que las sensaciones y las emociones son personales, individuales. Por ello, si podemos sentir y emocionarnos en y a través de lo que convenimos en llamar entornos virtuales, sin duda, podemos concluir que es posible aprender los valores en ellos.

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