martes, 6 de noviembre de 2012

MODULO   N. 2
MILVIA CARDENAS


¿Qué es cultura de la organización educativa?

Son muchas las acepciones que existen para definir el concepto cultura de la organización educativa. Por lo general, se refiere a aspectos de la vida y funcionamiento del centro escolar que no se pueden percibir de forma precisa. Se trata del conjunto de supuestos, creencias, valores y normas no escritas que subyace a lo que se piensa y se hace en la organización, así como su materialización en artefactos, prácticas y relaciones entre sus miembros.

Dentro de cada centro escolar particular, la cultura no es de un solo color. El tejido cultural de nuestras organizaciones educativas no es ni suele ser igual: valores, creencias, supuestos y prácticas no suelen ser compartidos ni apoyados por todos los integrantes de la organización. Tampoco existe acuerdo con respecto a los modos de hacerlos ni en las rutinas que conllevan. Es relativamente frecuente que nos encontremos con inconsistencias e incluso, contradicciones en valores que orientan a los miembros de la organización, y no es excepcional que personas y grupos tengan experiencias diferentes (bastante heterogéneas) de la organización global. A nadie se le escapa el papel que en ello desempeñan las dinámicas de poder ni el hecho de que los conflictos, las diferencias y los desacuerdos a menudo son más significativos para los miembros que los acuerdos, los consensos o lo que realmente comparten en el centro escolar.

 

De modo que aunque hablamos de cultura de las organizaciones educativas, esta utilización del singular no debe oscurecer la presencia de diversidad de fines, planteamientos, tensiones, redes relacionales, dinámicas y estructuras de poder. No debe hacernos ignorar que en ellas circulan, a veces en alianza y otras veces en colisión, posturas, concepciones, creencias, valores, intereses diferentes; no se pasará por alto que además de una cultura que puede calificarse de “hegemónica” (mantenida e impuesta por un equipo directivo, por ejemplo), coexisten otras configuraciones cultivadas por grupos de miembros, cada una con sus creencias, normas y valores específicos.

En definitiva, más que de cultura, en relación con nuestras organizaciones educativas habríamos de hablar de culturas y de subculturas, ligadas a miembros que la constituyen (culturas de alumnos, de profesores, de directivos, de padres y madres, que tampoco son siempre unitarias o compactas), a unidades formales (culturas departamentales, por ejemplo), o a grupos informales de estudiantes, de padres y madres, de docentes, por separado o en alianzas diversas, que mantienen, defienden y cultivan su propio modo de entender y hacer organización. Hay, en síntesis, un mosaico de culturas, alguna hegemónica, otras minoritarias, o incluso dominadas. La organización es un proceso dinámico de alianzas y de conflictos entre estas configuraciones.

 

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